No son tiempos aburridos para el cardenal Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York. Desde hace meses, como presidente de la conferencia episcopal de Estados Unidos y con la visibilidad que le da su cargo en New York, Dolan está personificando la oposición al precepto de la administración Obama que obligará a empresas e instituciones a incluir la contracepción en las pólizas sanitarias que pagan a sus empleados.
Me han parecido particularmente interesantes las tres últimas referencias amplias que he visto dedicadas al arzobispo de Nueva York: un perfil publicado en Newsweek, una artículo-entrevista con abundantes citas en The Wall Street Journal y una entrevista en el canal Fox News. En los tres, junto a una actitud positiva, aparece el respeto de Dolan por el “adversario” Obama, su esfuerzo por plantear el conflicto como una amenaza contra la libertad religiosa (y no como una cuestión de contracepción) y la apertura para poner en discusión cosas que la misma jerarquía de la Iglesia (entre la que se incluye) ha hecho mal.
Sobre esto último dice, por ejemplo: “no me asusta admitir que tenemos un desafío interno de catequesis –grande como una torre- para convencer a nuestra propia gente de la belleza moral y coherencia de lo que enseñamos. Es algo gordo”. Sobre contracepción, admite que “muchos de nosotros” al considerarlo un tema impopular hemos dicho inconscientemente: “mejor no hablar”, y se ha producido un vacío. Después, la crisis de los abusos ha “intensificado nuestra laringitis para hablar de temas de castidad y moral sexual”. El planteamiento era: ”después de lo que algunos obispos y sacerdotes, si bien una pequeña minoría, han hecho, ¿cómo voy a tener alguna credibilidad al hablar de esto?” Y, sin embargo, el arzobispo dice que encuentra, especialmente entre los jóvenes adultos, "un hambre" por una voz más autorizada de la Iglesia sobre sexualidad. “(Esos jóvenes) se apresuran a decir que tal vez no sean capaces de obedecer, pero que quieren oírla. En justicia, tú como pastor necesitas decírnoslo, necesitas desafiarnos”.
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