Según los organizadores, cinco mil personas participaron en la marcha contra el viaje del Papa a Madrid, convocada en la capital española el miércoles 17 por 150 organizaciones (sí, ciento cincuenta), y muy propagandada durante los días previos. El País hablaba de dos mil participantes. La delegación del gobierno en Madrid, en contra del parecer del ayuntamiento, autorizó el recorrido por calles céntricas, a pesar del clima agresivo que se había creado.
La marcha –como era previsible- acabó mal. Según la policía, el grupo de manifestantes que se quedó en la Puerta del Sol (y no siguió la marcha hasta la conclusión del recorrido) se dedicó no solo a insultar y escupir a los peregrinos que aparecieron por allí sin saber nada, sino incluso a intentar robarles. Los sindicatos de policía piden la dimisión de la delegada del gobierno, por incompetente (se ordenó a la policía no actuar sino era en caso de agresión física. De ahí la portada de El Mundo, que ilustra esta entrada. Otros diarios en versión papel titularon: “Los mártires del siglo XX” (La Razón) o mostraban fotografía de peregrino rezando mientras unos esperpénticos manifestantes les insultaban (ABC).
En el conjunto de la JMJ, lo que ocurrió en la Puerta del Sol es un episodio marginal. Dejando de lado el escaso poder de convocatoria de esas organizaciones (temo que muchas de ellas financiadas con fondos público), es muy expresivo del talante opresivo de los que pretenden dar lecciones de tolerancia a los demás. Una tarjeta de visitas impecable.
Teniendo en cuenta estos datos, resultan patéticas algunas valoraciones, como la que ofrece este titular del argentino Clarín: Incidentes en una masiva marcha contra la visita del Papa a Madrid. Calificar de “masiva” esta manifestación cuando al lado hay un millón y medio de personas, resulta simplemente cómico.
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Tampoco tiene desperdicio la foto publicada por Corriere della Sera, con el título: "los anti-papa llenan Madrid"... Con una foto que muestra a un anti-papa y varios peregrinos o las que siguen. Lo de llenar Madrid suena ligeramente exagerada.
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