Es un éxito de desinformación concentrar la atención en aspectos periféricos o bien reducir el abanico de temas a pocas opciones, que se presentan como lo verdaderamente importante. Que no se hable de lo que yo no quiero, pero dando la impresión de que se está hablando; y dar a entender que, si no se habla, es por culpa de otros. Algo de esto está ocurriendo en el sínodo de los obispos dedicado a la familia. No me refiero a la discusión dentro del aula, sino al debate mediático.
El error de reducir toda una profundización sobre la familia a la cuestión de la comunión a los divorciados (y no digamos a la cuestión gay) es una muestra de ese reduccionismo temático. Hay que reconocer con honradez que el sínodo ya nació viciado en ese sentido, y no siempre por culpa de la prensa. Pero esa miopía no oculta que la temática que se margina sea inmensa y profunda. Lo que está en juego es un poquito más amplio, como confirma –por ejemplo- una noticia que leo hoy: “en la última década, los matrimonios por la Iglesia caen en un 52 % y los civiles en un 25 %” (los datos se refieren a España).
Durante el sínodo se han planteado también dudas sobre algunos procedimientos de la misma asamblea. Se ha filtrado una supuesta carta al Papa sobre ese tema, pero con los nombres de los cardenales firmantes y el mismo contenido del mensaje bastante tergiversados. El propósito de crear confusión ha sido demasiado evidente. En todo caso, la manifestación de perplejidades sobre algunos procedimientos no convierten a los firmantes de la carta en “enemigos del Papa”. El Papa recibe todos los días cartas y comentarios de los participantes. (Cabría añadir, por otra parte, se trata de una cuestión de interés relativo porque el sínodo es un organismo consultivo: lo que emana, como se sabe, se le entrega al Papa para que lo use como considere oportuno).
Es posible que se hayan producido algunos errores al plantear cómo comunicar el sínodo. Pero ahora lo que está claro es que hay humo y es importante usar mascarilla y no dejarse intoxicar. Una obviedad: no toda la información sobre el sínodo es trigo limpio.
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