Los estilistas Domenico Dolce y Stefano Gabanna “salen del armario” en una entrevista que publica esta semana la revista italiana Panorama. No es que declaren ser gays, cosa pública desde hace años, sino que Dolce & Gabanna rompen una lanza a favor de la familia y contra los artificios del “politically correct”. Aquí van algunos párrafos:
“Desde luego, no hemos inventado nosotros la familia. La ha convertido en icono la Sagrada Familia, pero no hay religión y estado social que aguante: tu naces y tienes un padre y una madre. O al menos debería ser así” (Dolce). “La familia no es una moda pasajera. Es un sentido de pertenencia sobrenatural” (Gabanna).
“No me convencen los que llamo hijos de la química, los niños sintéticos. Úteros de alquiler, semillas elegidas en un catálogo… Después, ve a explicarles a estos niños quién es la madre. Procrear debe ser un acto de amor, hoy ni tan siquiera los psiquiatras son capaces de hacer frente a los efectos de estas experimentaciones” (Dolce).
“Soy gay, no puedo tener un hijo. Creo que no se puede tener todo en la vida; si no hay, quiere decir que es mejor que no haya. También es bonito privarse de algo. La vida tiene un recorrido natural, hay cosas que no se deben modificar y una de ellas es la familia” (Dolce).
No es que personalmente comparta todas las afirmaciones de la entrevista, pero rindo honor a gente que se sale del coro cuando no tienen nada que ganar. De hecho, ya les han llovido insultos: reacción descontada y curiosa que no se suele producir en sentido contrario. Es decir, cuando alguien hace el famoso “coming out”, no se le insulta: algo querrá decir, supongo, sobre dónde hay y no hay intransigencia.
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(actualización 18/III/15)
Aparte del modo reductivo con que algunos entienden la cuestión de la tolerancia y de la libertad de expresión (“libertad para mi; para los demás solo en la medida en que coincidan conmigo”), la polémica que ha seguido a las declaraciones de Dolce y Gabbana (y en especial, la reacción del cantante Elton John) muestra tal vez dos estilo diferentes en el ser transgresivos:
-estilo anglosajón: el transgresivo busca la aceptación social, que lo suyo se considere normal y presentable en sociedad.
-estilo continental: se es consciente de que uno se sale de lo normal, y ahí está precisamente parte del glamour de ser transgresivos, no se busca la homologación.
Es una extrapolación, desde luego, pero pienso que resulta útil para mostrar que en la plaza pública está ganando el estilo anglosajón, hasta el punto de tenemos un grave problema de libertad de expresión.
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