Parece que los estudiantes ingleses estudian más y se emborrachan menos de los de hace veinte años, según un reportaje publicado por el Financial Times. También consumen menos drogas y además suelen desempeñar un trabajo part time para pagarse los gastos. Se diría que ese aumento de responsabilidad podría considerarse una buena noticia, pero el diario económico no parece entusiasta, pues llama a estos jóvenes –en el título del reportaje- con el apelativo no entusiasmante de los “nuevos puritanos”.
Es interesante el sutil esfuerzo de la autora del texto por buscar un contrapeso a lo positivo de esta (aparente) nueva tendencia con lo que supone de negativo. Para lo positivo, hay datos y estadísticas sobre –por ejemplo- el descenso de consumo de alcohol y drogas, y el aumento de las actividades de voluntariado; mientras que lo negativo simplemente se enuncia: estudian para tener un título y quieren el título para tener un trabajo. Se explica que “este nuevo puritanismo, motivado por un mercado de trabajo incierto y mayores dificultades económicas, está redefiniendo lo que es ser joven”.
Aunque se les critica por ser una generación poco apasionada por las ideas políticas o por las luchas ideales, hay que decir que tampoco lo eran los de hace veinte años, cuando –en palabras de uno de los entrevistados- se gozaba de “tres años de hedonismo pagados por el Estado”. Ahora las tasas académicas en Inglaterra se han multiplicado por tres en los últimos tres años y un estudiante tiene que hacer muchas cuentas para ver cómo salir adelante. No digo que sea una situación ideal, pues esa tensión puede impedir disfrutar de la Universidad. Lo que me parece al menos discutible es identificar la vida universitaria con las horas pasadas en la barra del bar.
Comentarios