No pensaba escribir aquí sobre Steve Jobs, a pesar de que la noticia de su muerte me ha tocado personalmente, como a tantos otros miles de personas. No oculto que he rezado por él como lo hubiera hecho por alguien cercano.
No pensaba escribir hasta que esta mañana vi la portada que el diario holandés De Volkskrant dedica a su muerte. La viñeta que la ilustra (clicar para ampliar) presenta a Jobs que llega a la bifurcación de la vida del más allá, y ve –por un lado- al diablo escribiendo en un PC con sistema operativo Windows (y detrás, se supone, a los condenados haciendo otro tanto) y a otro lado a Dios Padre usando serenamente su portátil Mac, esbozando una sonrisa.
La escena me ha recordado un famoso artículo que Umberto Eco publico en el semanario italiano L’Espresso en septiembre 1994 (no he recuperado el original) en el que -en tono irónico, pero agudo- comparaba el sistema operativo del Mac con el de Microsoft. No me resisto a transcribir los párrafos:
El hecho es que el mundo está dividido entre usuarios de Macintosh y usuarios de ordenadores compatibles con MS-DOS. Yo soy de la firme opinión de que el Macintosh es Católico y que DOS es Protestante. Es más, el Macintosh es contra-reformista y está influenciado por el ratio studiorum de los Jesuitas. Es alegre, amistoso, conciliatorio, le dice al fiel cómo debe proceder paso a paso para alcanzar, si no el Reino de los Cielos, el momento en el que se imprime su documento. Es catequético: trata la esencia de la revelación con fórmulas simples e iconos suntuosos. Todos tienen derecho a la salvación.
DOS es protestante, incluso Calvinista. Permite la interpretación libre de las escrituras, exige decisiones personales difíciles, impone una sutil hermenéutica frente al usuario, y da por descontado que no todos pueden alcanzar la salvación. Para hacer que el sistema trabaje, necesitas interpretar el programa tu mismo: lejos de la comunidad barroca de juerguistas, el usuario está encerrado dentro de la soledad de su propio tormento interno.
Se puede objetar que, con el paso a Windows, el universo DOS tiende a compartir la tolerancia contra-reformista del Macintosh. Es cierto: Windows representa un cisma como el Anglicano, grandes ceremonias en la catedral, pero siempre la posibilidad de volver a DOS para cambiar las cosas en concordancia con bizarras decisiones: llegado el momento, puedes decidir ordenar mujeres y gays si tú quieres.
Naturalmente, el Catolicismo y el Protestantismo de los dos sistemas no tienen nada que ver con las posiciones culturales y religiosas de sus usuarios. Uno puede preguntarse si, con el paso del tiempo, el uso de un sistema en vez de otro puede llevar a profundos cambios internos.
[La iconografía cristiana -a pesar de que Jobs, según he leído, era budista- está también presente en otras dos viñetas:
Me ha convencido y, arrepentido, quiero convertirme al Catolicismo Macintoshiano. Sólo me inquietan dos cuestiones: Una es ¿Mac me admitirá en su seno a mí y a los innumerables frutos −del mal− surgidos de mi pecaminosa relación con MS? Si la respuesta es afirmativa surge la segunda cuestión ¿Tales frutos −libros, imágenes, documentos, hojas de cálculo etc.− serán convertidos en cenizas o podrán ser redimidos y transformados en frutos del bien?
He ahí la cuestión
Publicado por: F. Julián Chacón | 10/10/2011 en 03:22 p.m.
F Julián, no te preocupes que Mac es misericordioso, todos tus archivos de MS Office se salvarán, lo mismo tus imágenes, y al cambiarte encontrarás la paz, la alegría, y la simplicidad. Echarás de menos algunas cosas, pero en realidad no las necesitas.
Publicado por: Angie Santos | 11/10/2011 en 05:09 p.m.
Angie, creo que te esperan en Apple para contratarte...
Publicado por: Diego Contreras [blogger] | 12/10/2011 en 03:33 p.m.