La bendición “Urbi et Orbi” que el Papa imparte en Navidad tiene la característica de ir acompañada de la indulgencia plenaria, que consiste en una gracia que borra las penas por los pecados ya confesados (mejor explicado, aquí). Antes de que el Papa dé la bendición, el cardenal protodiacono (un rango honorífico dentro de los cardenales, actualmente Agostino Cacciavillan) se encarga de recordar con cierta solemnidad que pueden lucrar la indulgencia, en la forma establecida por la Iglesia, quienes asisten a la bendición en la plaza de San Pedro o quienes la siguen “a través de la radio o de la televisión”.
Esa era la fórmula usada hasta este año. La noticia es que hoy, el cardenal añadió -junto a la radio y la televisión- “las nuevas tecnologías de las comunicaciones”: la gente que sigue la bendición a través de la web y del móvil, por ejemplo. No sé si teológicamente esta inclusión supone un cambio significativo: tiendo a imaginar que antes también era "válida" la bendición para quienes la seguían por medio de Internet, aunque no se dijera expresamente… Pero considero una novedad simbólica relevante que se haya introducido la especificación en un ritual de tanto abolengo.
La bendición no garantiza, de todas formas, que el mensaje llegue sus destinatarios. El hilo conducto del discurso del Papa de hoy fue la libertad religiosa, y en ese contexto citó a los católicos chinos. El gobierno chino simplemente censuró la emisión televisiva de la BBC. No sé si se pudo ver, precisamente, a través de las nuevas tecnologías.
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