Anne Thole, una religiosa surafricana de 35 años, falleció el domingo de Ramos cuando intentaba salvar a tres enfermos de Sida que se encontraban dentro de un ambulatorio en llamas. El hecho tuvo lugar en la localidad de Ratschitz, a treinta kilómetros de Dundee. Un testigo ocular, el doctor Irmingard Thalmeier, relató a The Mecury (subscripción) que el incendio (tal vez provocado por el cigarro de uno de los pacientes) se desarrolló de modo vertiginoso, y sólo tuvieron tiempo para salvar a cinco de los ocho enfermos que se encontraban dentro.
En declaraciones al diario italiano Avvenire, Peter Cullen –administrador apostólico de la diócesis surafricana de Dundee- afirma que “la gente se ha conmovido mucho al ver el gesto de sor Anne: ha sido un acto de gran caridad cristiana porque se precipitó dentro para salvar a los enfermos cuando existía un grave peligro”.
En realmente emblemático que en un país como Sudáfrica, cuyo presidente no admite la existencia del Sida, una monja muera por estos enfermos. Hace unos meses, hacíamos aquí referencia a un interesante documental sobre Iglesia y Sida, en la que se aprecia cómo esa gente da la vida por los enfermos. Ahora hay que añadir el sacrificio de sor Anne.
Ahora que acaba de terminar la Semana Santa, con la pasión y muerte de Jesús, reconforta como cristiano tener ejemplos como este que demuestran la esencia de nuestra fe: el amor hasta el extremo. Aunque veo poco la TV desde hace unos meses (¡está imposible!), me imagino que los informativos no se habrán hecho mucho eco de esta noticia... En un mundo de comodidades y relaciones humanas superficiales, este tipo de compromisos parecen estár "fuera de juego"
Publicado por: Mac AB | 09/04/2007 en 09:43 a.m.
En efecto, la noticia -que yo sepa- apenas ha tenido eco fuera del propio país.
Publicado por: dc | 10/04/2007 en 01:14 p.m.