El uso de las comillas -o la ausencia de ellas- en los textos periodísticos tiene gran interés porque con mucha frecuencia muestra cuál es el punto de vista del redactor. Y eso incluso en los texto exquisitamente informativos.
Un ejemplo es este titular de El Pais (12 de septiembre; pincha el gráfico para agrandarlo). Si el autor hubiera entrecomillado la frase, por ejemplo así: Los teólogos critican a la Iglesia "por ejercer violencia contra las mujeres", el lector entendería que esa afirmación es de "los teólogos" y que el diario, al entrecomillarla, lo quiere recalcar y tal vez se distancia de ella. Al no entrecomillarla, el redactor asume implícitamente su contenido: dice al lector que está de acuerdo con la afirmación de que la Iglesia ejerce violencia contra las mujeres.
Es interesante también el uso que se hace de "los teólogos", reduciendo toda una categoría a los participantes en el congreso promovido por una asociación que sostiene una línea ideológica bien definida. Estoy seguro de que si la reunión hubiera sido de teólogos seguidores de Lefrebvre, sus afirmaciones no se hubieran puesto en boca de un englobador "los teólogos".
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