Hace unos días, durante un seminario celebrado en Roma,
pregunté a José Luis Orihuela (@jlori), uno de los mayores expertos en redes
sociales, cómo interpretaba el hecho de que una empresa como Apple estuviera
institucionalmente ausente de las redes sociales. “No lo necesitan”, me
respondió, “sus entusiastas clientes le hacen el trabajo”. Me ha venido esta frase a la cabeza cuando he
leído sobre el plan –no se dice promovido por quién en el Vaticano- de que el
Papa tenga su cuenta en Twitter. Según
esas informaciones, los twitts aparecería con cuenta gotas y recogerían algunas
frases de documentos del Papa, con su aprobación. El primero se espera para antes de fin de año.
Como el tema es muy opinable, no tengo inconveniente en admitir que la idea no me entusiasma. Además, reconozco que me fastidia un poco que se vista esto como expresión de que el Vaticano está –¡por fin!- al paso de los tiempos… La argumentación de mi poco entusiasmo es sencilla: las redes sociales son un instrumentos de conversación, de interacción; en Twitter hay personas que me siguen y que yo sigo, hay intercambio. La cuenta del Papa no será así: se limitará a emitir algunas frases, a modo de mini-predicación. Tampoco tiene sentido que “siga” a nadie, pues lógicamente no va a interactuar. Dejo de lado el uso abusivo, irónico, ofensivo, etc. que se pueda hacer de los twitts del Papa. Para mí, lo más significativo es que se trataría de una presencia poco adecuada al medio. Se dirá que esa misma es la situación de cuentas como la del presidente Obama, etc.: ok, pero eso es marketing político. El Papa es otra cosa.
Así pues, lo suyo es que sean muchos los que se hagan eco de las palabras del Papa, de sus intervenciones, propuestas y sugerencias, y que conversen sobre esos temas en la red. Pero no es necesario involucrar al Papa. Dicho esto, también reconozco que es posible que me equivoque y que la idea funcione perfectamente.
Nota marginal: me hace un poco de gracia que la fuente de la noticia de que el Papa tendrá una cuenta en Twitter sea un anónimo oficial que trabaja en el Vaticano. Es más, habla con la condición de mantener el anonimato. Aunque supongo que esa persona lo que quiere es evitar el protagonismo y mantenerse en un discreto segundo plano, no deja de ser pintoresco que sea una fuente anónima quien ofrece una noticia sobre algo relacionado -en definitiva- con la transparencia comunicativa…
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Hoy (12.12.2012) el Papa ha lanzado su primer tweet de saludo, seguido de otros con preguntas y respuestas. Naturalmente, le estoy siguiendo. Dije que era un tema opinable y sigo manteniendo mis perplejidades. En todo caso, admiro la sencillez de BXVI.
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