Lo tenemos ya muy experimentado. Siempre que se celebra una Jornada Mundial de la Juventud, o alguna reunión multitudinaria de jóvenes con el Papa, algunos medios la ilustran con fotografías de curas o monjas. No tengo nada en contra de que los curas y las monjas aparezcan en las fotos de prensa: a lo que voy es a señalar cómo algunos medios ejercen una especie de censura sutil, evitando mostrar la realidad de una marea humana juvenil que acude a escuchar al Papa.
La foto elegida por El País para acompañar durante buena parte de hoy -en la portada de su edición on line- las noticias de la JMJ responde a ese criterio: pretender reducir ese evento a un ámbito clerical. No hay que dar a esto más valor del que tiene. Entre otras cosas, porque otra experiencia de estos encuentros es que la realidad acaba imponiéndose. Cien mil, doscientos mil, quinientos mil, un millón… de visitantes se notan en una ciudad y hay que ser muy militantes para negar la evidencia.
Y eso es lo que está ocurriendo. La prensa madrileña menos simpatizante con el Papa está empezando a salir a la calle y a ver con sus propios ojos lo que está pasando (a pesar de que –cuando escribo esto- en realidad aún no ha empezado nada…). Queda el residuo fisiológico de los anticlericales decimonónicos que se agarran al último reducto: los comentarios de anónimos que ofrecen los diarios. Es muy interesante leer esos comentarios para apreciar el nivel intelectual de la protesta.
Timo a los trabajadores contratatdos en JMJ. desde las 7:30 hasta las 19:30 horas y solo nos van a pagar 4 horas (si las pagan), no hay bus para volver , media hora andando después del todo el día. Me considero una joven timada. La palabras y los contratos se cumplen y no como estos piratas que dicen una cosa y hacen otra. estoy indignada.
Publicado por: carmen peres | 20/08/2011 en 08:09 p.m.