La realidad es que en ese intercambio epistolar no hay nada que desdiga del comportamiento de ninguno de los dos. El problema, en caso de que lo haya, se refiere a que en algunas cartas la doctora Poltawska - que cuenta hoy con 88 años- recomendaba al Papa no nombrar obispos a determinados sacerdotes de los que, como psiquiatra, conocía que tenían algunos problemas no resueltos relacionados con la esfera afectiva y sexual. Un tema delicado, pues al Papa llegaban a veces otras propuestas conteniendo alguno de esos nombres.
Ahí acaba todo. Según refiere La Stampa, al cardenal Dziwisz, secretario de Juan Pablo II durante tanto tiempo, no le ha gustado que se hiciera pública esta correspondencia privada, por el elemento de confusión que puede presentar. De todas formas, parece que las misivas vieron la luz con el consentimiento del postulador de la causa. En caso de que no formen parte de la documentación, todo parece indicar la conveniencia de incluir esos documentos en el los volúmenes de la causa. Sea lo que fuere, hablar de “trabas” en el proceso de beatificación parece a todas luces exagerado.
Conocimos junto con mi esposa a la Dra. Poltawska y a su esposo Andrzej. De su boca escuchábamos algunos cuentos, siempre con sabor a poco, de Mons. Karol Wojtyla en las épocas de Cracovia. Le vimos muchas veces durante casi 15 años. Luego, no hace mucho, pude tener acceso a su libro “And I´m afraid of my dreams”, con sus recuerdos de “guinea –pig” en Ravensbrück, prisionera n° 7709.
¿Qué busca el redactor de el Clarín de Buenos Aires? Es probable que tampoco crea que existió Ravensbrück y procura desacreditar los testigos vivientes.
Publicado por: juan a. varela | 09/06/2009 en 03:34 p.m.
El señor Algañaraz, autor de la nota de Clarín, no se ha destacado nunca por su objetividad con respecto a la Iglesia Católica.
Publicado por: El Bambi | 13/06/2009 en 12:10 a.m.